miércoles, 14 de diciembre de 2011

La fuente de los deseos

¿Es posible que un deseo se haga realidad sólo con desearlo profundamente?
La pregunta en si es estúpida, aunque en el fondo de mi emotividad, provoca un sentimiento de utopía mágica y esperanza, pero la verdad relativa es que para lograr que los deseos se hagan reales hay que establecer metas válidas y esforzarse mucho... mucho por obtenerlas.
La vida, independiente de su extraña y casi imposible definición objetiva, lleva inherentemente la competitividad. Si queremos que nuestros deseos se cumplan, debemos luchar por ello ante todo, y que nuestros deseos se validen y valoren por nuestra ética y la convicción de llevarlos por sobre los demás.
Pero si realmente queremos que todos los deseos sean cumplidos, la martirización o el sacrificio de nuestros deseos por otros deseos ajenos son acciones generalmente inútiles.
No podemos abandonar nuestros deseos, sueños y convicciones, porque aún siendo en muchos casos utopías, funcionan como mecanismo psicológico de impulso a llegar a nuestras metas. Una dosis de realismo siempre es bueno para definir los límites de nuestros sueños y diferenciarlos de la realidad, pero el pesimismo en ningun caso funcionará ni objetiva ni subjetivamente bajo nuestro juicio. El pesimismo limita el análisis a una mitad de la realidad, una desesperanzadora visión de un mundo irrealmente inicuo.
Somos seres psicológicos y físicos, aquí la espiritualidad es un aspecto cuestionable y agregado a los que creen en ello, pero no afecta nuestros deseos. Si tenemos la fortaleza de no perder nuestros deseos frente a la sociedad, las personas, el desaprendizaje, el cambio, o cualquier adversidad, seremos plenos, y podremos dar ejemplo a aquellos que cayeron en la debilidad o quedaron bajo el yugo de la presión de las mentes menos ejemplares, que se puede, casi todo se puede, y gracias a eso somos potencialmente capaces de ser tan repugnantes como maravillosos.
Somos todos una fuente de los deseos. Si quieres que se cumplan, no tires monedas a una fuente y ponlas en tu bolsillo para comprar un helado o ahorrarla, porque ninguna fuente cumplirá tus deseos más que tu mismo.

Frase de hoy: "El pensamiento es el arma más fuerte del ser más inteligente."



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